PROVINCIA

(DE RAYMOND GENTY)

La calle sola; una muestra de almacén chirría al viento;
¡Oh las noches de provincia con su hondo recogimiento!

Noches de infinita calma, sin ningún rumor ni vida;
Bancos sin enamorados en la callada avenida.

¡Oh tímidas claridades de lamparillas rosadas
Que se columbran de lejos en las ventanas cerradas!

Alguien se aleja; el ladrido se oye de un perro errabundo.
La ciudad en las tinieblas reposa en sueño profundo.

Tras el cerro, entre los árboles, tímida asoma la luna,
Y el reloj en la alta torre de la iglesia da la una.

Y sobre el tedio infinito que por las calles se extiende,
El cielo, lleno de estrellas, diáfano y azul esplende.

El aroma de los tilos riega la brisa otoñal
En la plaza solitaria de la vieja catedral.

Los jardines brillan blancos con sus lirios entreabiertos,
Y las sombras se hacen densas en los balcones desiertos.

La ciudad sigue en reposo, sigue en sueño aletargada,
Indiferente al encanto de la bóveda estrellada.

Unas hojas van rodando… Languidez, tristeza y calma…
¡Cómo en este hondo silencio se siente oprimida el alma!

Ninguna pareja amante, bajo el boscaje sombrío,
Y de codos en el puente, oirá la canción del río.

Provincia, cuántos recuerdos el corazón halla en ti…
¡Cómo evocas la doliente sombra de Emma Bovary!

¡Cuánta inútil poesía sin la lira de un poeta!…
¡Sobre la ciudad, qué encanto, y cuánta dicha secreta!

¡Cuántos humildes deseos aquí vivirán oscuros;
Cuántos callados anhelos abrigarán estos muros!

Las frondas al viento ondean; pasan brisas aromadas.
¡Cuántas almas aquí solas, de otras almas ignoradas!

Canta un ruiseñor, y lejos responde otro ruiseñor.
El agua del río duerme con somnoliento rumor…

Detrás del cerro a ocultarse la luna menguante empieza…
¡Oh las noches de provincia, con su infinita tristeza !

Ismael Enrique Arciniegas