HOJEANDO UN LIBRO

De láminas un libro yo hojeaba,
Y en un extremo de la sala, Lola,
Junto a su madre —que también cosía—
        Cosía silenciosa.

De pronto «¡Watherloo!» dije en voz alta;
«¡Aquí Napoleón… éstas sus hordas!…
Lola, acércate, ¡ven! que raras veces
        Se ven tan bellas cosas».

Dejó la niña su costura al punto,
Juntó a la mía su cabeza blonda,
Y de un beso el calor sintió extenderse
        Por su frente marmórea.

Y mirando a su madre de soslayo,
Dijo quedo: ¡qué lámina preciosa!
Y añadió cabizbaja y sonriente:
        Oh ¡muéstramelas todas!

1883

Ismael Enrique Arciniegas