EL BAJO MAGDALENA V MARINA
Listo a zarpar el barcoSopla como si fuera enorme fuelle.Al puerto, cielo y mar forman un marco Azul.Despierta entre el bullicio el muelle. […]
Listo a zarpar el barcoSopla como si fuera enorme fuelle.Al puerto, cielo y mar forman un marco Azul.Despierta entre el bullicio el muelle. […]
Sobre la falda, la novela. En toscoBanco, de rojo peinador. La quejaDe un hilo de agua en el jardín. SemejaGran búcaro de rosas en el quiosco.
Cercas de piedra cortan la llanura.El cielo, gris. Una casita blanca.En el cerro, unas manchas de verdura,Y abajo, un pozo que el juncal estanca. El pajonal con un susurro leveTiembla. Se apaga el horizonte turbio,Y de un techo lejano; en el suburbioDel pueblo, el humo sube lento.
Polvo, cansancio y sol. Y un torbellinoDe polvo, y otro…. y otro de continoEn la aridez desierta del camino. De la montaña en el oscuro flanco,Junto al río, a la luz radia un barrancoDe color ocre. El cielo es casi blanco. Tronco erecto, sin hojas, como una astaCorta el confín. Y en la llanura vastaEl
Subiendo el barco aceza.El río, soñoliento. Sol. Pereza.Inquietud y calor. Bancos, más bancosDe arena. Cielo azul. Bosque y barrancos. Y sobre el agua turbia que dormita,Y de una y otra playa entre lo verde,Como un blanco pañuelo que se agita,Una garza que vuela y que se pierde. Ismael Enrique Arciniegas
TRADUCCIÓN DE JOÃO ANTÔNIO DE AZEVEDO CRUZ El desenlace fue así:Venía la madrugadaCuando triste y desoladaLos ojos volvió hacia mí…Venía la madrugada. En las ansias de la muerteDebatíase angustiada.Quedó al fin su brazo inerte…Venía la madrugada. Anochecía en sus ojos,y con voz entrecortadaLa llamé en vano de hinojos…Venía la madrugada. Lejos se oía un cantar,Melancólica
TRADUCCIÓN DE ANDRÉ THEURIET La noche es fría. El cielo más y más se ennegrece.Llovizna. El viento airado la floresta estremece. Del cazador furtivo la casa está cerrada.El padre, sus dos hijos y un perro, a la hondonadaHan ido a cacería, y están allá en acecho.Duerme el niño en la cuna junto al humilde lechoDonde
TRADUCCIÓN DE ALBERT SAMAIN A L. E. Nieto Caballero La ciudad, silenciosa,En sueño profundo reposa. Parpadean los lucerosEn la bóveda tranquila;En los viejos reverberosGas indigente vacila.Entre negros nubarronesLa luna empieza a brillar,y hace en rejas y balconesLas vidrieras fulgurar. La noche en los castaños de la plaza suspira,La noche en donde un resto de fulgor
TRADUCCIÓN DE PAUL GÉRALDY (PAUL LEFÈVRE) Nos separamos ambos de mal humor. ¿Por qué?Y después de que tanto prometimos un díaAmarnos siempre, pero… la culpa no fue mía,Y aunque insistas, no puedes decir que yo empecé.Fuiste tú. Tú empezaste. Tal vez ambos… Tú… yo…Mas te confieso, noFuiste tú. ¿Me has oído? Ni yo… Franco seré.Él
Eres lo que se sueña y no se alcanza,Visión no más, inaccesible altura,Astro que vierte lejos su luz pura,Espejismo en ignota lontananza. El desaliento al corazón avanza,Y en esta oscuridad nada fulgura.¿A qué luchar sin fe? ¡Lucha insegura!Ya está crucificada la esperanza! Si después de esta noche no hay aurora,¡Que se extinga este amor que