(DE LA DUQUESA DE ROHAN)
Cierra, cierra los ojos; recógete en ti mismo
Para olvidar la tierra, y así mejor verás.
Recorre el azul diáfano, y en el sidéreo abismo
Al astro del misterio llegue tu vuelo audaz.
Cierra los ojos, y abre los ojos de tu alma,
Y en mudo arrobamiento mira tu corazón;
Y en él siembra simiente que en tempestad o calma
Dará a tu sed terrena fruto de bendición.
Que sea tu desprecio más fuerte que la ofensa;
Ve en torno de tu vida bondad, belleza, amor…
Es la virtud más grande del alma, cual defensa
Única, oponer siempre la fuerza del dolor.
¡Oh, secreto sin nombre de todo bien destello!
¡No dar al mal oídos y siempre perdonar,
Y aprender a ver sólo cuanto en la vida es bello,
Y de toda impureza los ojos apartar!
Ismael Enrique Arciniegas

