(Prólogo del libro «La Lira Nueva»)
1885.
Al porvenir, con paso gigantesco,
avanza ¡oh juventud! Sonó la hora.
Potente, de la sombra enervadora,
el pensamiento se alza como Anteo.
Los ídolos se van, y erguirse veo
la ciencia, en sus altares vencedora.
Ya irradia en las tinieblas luz de aurora
y rompe sus cadenas Prometeo.
La augusta voz de redención se escucha,
y otra musa ilumina el limbo oscuro
donde esclavo el pensamiento lucha.
¡Adelante! ¡El combate ha comenzado!
entonémonos el himno del futuro,
en pie, sobre las ruinas del pasado.
(1885)
Ismael Enrique Arciniegas

