A UNA AUSENTE

Cuando caigan las hojas,
Cuando soplen las auras del invierno,
Y la tristeza en el ambiente flote,
Y no haya un astro en el borrado cielo;

Cuando evoques doliente
Las leyendas del Rhin y sientas miedo,
Y el «Feroz Cazador» devaste el campo,
Y haga en las sombras resonar su cuerno;

Cuando espectros parezcan,
Envueltos en la bruma los abetos,
Y la aves emigren, y a la nieve
Caigan los nidos del alar desierto;

A la distante patria
Enviarás con amor tu pensamiento,
Y si mi nombre en tu memoria surge
Oirás como un suspiro, dulce dueño…

¡No tiembles!… es mi alma,
Que no puede vivir de tu alma lejos;
Es mi alma, que nunca te abandona
Y que vive no más de tu recuerdo.

Ismael Enrique Arciniegas